lunes, junio 02, 2014

Esfuerzos coordinados

El amor es paciencia; no es el impulso frenético, que te adosa con violencia al cuerpo febril de tu contraparte; no es la primera noche, ni los primeros meses, ni la mirada audaz del enamoramiento.

      El amor es lo que vive cuando muere la prisa. Se siente en el silencio y en la espera, en la escucha y en la calidez trémula del abrazo oportuno. Es cierta sonrisa y cierto brillo en unos ojos húmedos, es el deseo que desea más allá de la carne, es la charla que no termina y el silencio que habla, las manos que se buscan y las que juntas trabajan.

       El amor no es inercia ni batalla; es un proyecto de esfuerzos coordinados, a veces es necedad y otras condescendencia; la dosis exacta es siempre dosis-respuesta. 

        El amor es un pecho que se presta de espejo para gozos y llantos, es un espejo de dos vistas que unas veces emula y otras veces refracta; según sea necesario, es mano que guía o pañuelo de lágrimas, fuerza que impulsa o lecho mullido de tiernos descansos.

        Entender el amor lleva muchos años, amar es la máxima sabiduría y como todo lo sabio, se reinventa a diario. El amor es esta perla que te pongo entre las manos, joya que nace de heridas de antaño, joya catarsis, joya labrada. Nuestro amor es estas soledades por la calle, tomadas de la mano.