Hoy me arreglé para ti
y no estabas:
peiné mis rizos,
suavicé mis manos,
serené mi rostro;
calenté la cena,
planché tus ropas,
entibié la cama.
Hoy hice de todo para ti
Y no estabas.
Me van alcanzando de a poco los
años,
Pisa mis talones la diligente
calma,
El cliché de la vida digna,
De la casa recta,
De la gente sabia.
Hoy me fatigué en buscarte amor
Y tú no estabas,
Me pongo el delantal de las
horas largas,
De la mujer tersa,
De la dulce amada.
Hoy tenía placeres,
Besos y cariños varios,
Hoy te tenía todo,
Pero tú no estabas.
Toca la puerta,
Está llegando,
Es la madurez tan anunciada.