domingo, abril 23, 2006

CïêLº åBïê®Tº...

..."He visto el amor aprender a volar..." F. Delgadillo...


Te quiero,
y nunca lo había dicho con tanta libertad,
con tal serenidad,
te quiero,
y no necesito más nada que sentirlo,
que saberlo,
que vivirlo,
te quiero,
y me bastas tú,
me llenas tú,
tu eterno,
infinito tú,
tú mi bien,
mi alma,
mi sol,
el destino que acepto,
que reclamo,
que hago mío por sobre cualquier cosa.

Te quiero,
y qué gozo es decirlo
con los ojos cerrados
y el corazón abierto,
qué dicha el sentirte tan propio,
tan nuestro,
tan nosotros,
el mundo está en derrumbe pero yo emprendo el vuelo
y lo hago tomada de tu mano,
cruzando todo el cielo,
venciendo todo obstáculo.

Te amo,
t-e-a-m-o,
y no quiero evitarlo,
no puedo hacerlo,
después de tanto tiempo,
de tantas tinieblas,
te me iluminas como azul celeste,
como alas prestas al vuelo,
como el principio de todos mis sueños,
¡qué digo el principio!,
el núcleo,
el protagonista,
la vida sigue rumbos insospechados.

Nace para nosotros un mundo nuevo,
nace contigo,
conmigo,
con nuestra unión,
nace y es un mundo propio,
producto de los besos trasnochados,
producto de tantos y tantos diálogos,
producto,
¿por qué no?
hasta de nuestras manos,
que dibujan entrelazadas,
que pintan nuestro regreso,
que matizan en el claroscuro los silencios,
nuestros silencios,
esos que nunca son huecos,
siempre cargados de sentimiento,
esos silencios que me dejan segura,
convencida hasta el alma,
de que sí,
te amo,
y para siempre...

domingo, abril 16, 2006

Vïê®Nê§ §åNTº...

... ¡Sr. 500! ...


Fue un viernes santo,
después de tantos tropiezos,
te acojo en mi olvido,
te invito a mi duelo,
la lluvia que alivia los silencios,
tu pronta respuesta,
el mundo no se lo imagina,
nuestras sendas no reclaman,
se bifurcan los olivos,
de rama en rama,
de brote en brote,
de la raíz a la cúspide.

Fue un vieres santo,
eso lo recuerdo,
fueron pocas frases
y pocas alegrías,
un puñado de horas,
escuetas despedidas,
el viento gélido,
un beso que nunca se dio,
lágrimas cauterizadas,
contadas las palabras,
todo el cielo cambia.

Fue un viernes santo,
un día como cualquier otro,
un día como ninguno,
un día que hizo historia,
las conclusiones a pedir de boca,
viejas nostalgias,
se escabullen algunas de las tardes,
las letras vibran sin eco,
se exigua la ansiedad,
el aire remplaza tu aliento,
-con renovados bríos-,
tomo tu mano hasta media noche,
luego me marcho.

Fue un vienes santo,
no sé si tú puedas recordarlo,
se esclarecen los caminos,
hay rumbos distintos,
ya no quedan rescoldos,
ya no restan heridas,
se enmarañan los despidos,
el tuyo,
el mío,
que cada quien encuentre su destino.

Fue un viernes santo,
entiendo que quieras olvidarlo,
yo aquí te dejo mis manos,
vamos sacudiéndoles el polvo a los designios,
fue un placer encontrarte por mis días,
desde aquí se destroncan los caminos,
un gusto haberte conocido,
que te bendiga la vida,
-por mi parte-
a cielo abierto siempre seremos amigos.

jueves, abril 06, 2006

Qûë LLûëVå...

...
Que llueva,
que llueva fuerte,
que llueva por ti,
por mi,
por el nosotros que una vez fuimos,
que ya no seremos más.

Que llueva fuerte,
porque hoy se ha ido el sol
y me quedo en un cielo sin estrellas,
que llueva fuerte
y que se mezcle mi llanto,
el más dulce de los llantos...

Que llueva fuerte
no tengo más que lagrimas,
que recuerdos,
que quebrantos,
que llueva porque estando no te tengo
porque te tuve y te me vas,
que llueva porque me dueles,
porque me calas,
porque ya no puedo más.

Que llueva
y que sea una lluvia cruel,
una lluvia torrencial,
que la lluvia grite por mi,
que grite tu nombre
que grite tu adiós,
que grite mi llanto
porque a mi me falta la voz,
porque yo soy solo silencio,
porque se me quiebra el corazón.

Que llueva,
que nos llueva a los dos,
que se nos llueva el mundo,
que se nos llueva el amor,
que se nos llueva el recuerdo,
el anhelo,
el deseo
de nuestro tú y yo...
que se llueva y se vaya lejos,
que se llueva y nos deje el dolor...
que se llueva mi vida,
mi amor,
llovámonos los dos...