¿Qué es lo que espero
de ti? ¿Qué cosa podría esperar de ti, hombre claudicante y desierto? Nada hay
en ti para darme, nada que no sean estas noches en vela y estas voces en mi
cabeza, susurrando preguntas que no tendrán jamás respuesta. Nada hay en tu
piel para mí, tu piel de mil corazas y un millar de huellas; tú, piel que es
cicatriz con retazos piedra.
Yo
quiero darte todo, y no hay dónde quepa en ti mi vida entera. Eres este puño de
esperanzas esparcidas en recuerdos; eres cien versiones de un pasado de
querellas; cien versiones, sin futuro todas ellas. Yo soy primavera y tú eres
invierno, si fueras otoño te daba mis flores para que devores sus pétalos, si
fueras verano me quemo en tu fuego, pero, ¿qué hago con la nieve de tu
invierno?
Dime
qué hacer, gira la ruleta de todos mis deseos, bebe de ellos, dale rumbo a
alguno de mis sueños, yo quiero ser la brisa que amaine tus infiernos; quiero
serlo todo y voy a ser recuerdo. Estoy que me voy y tú estás que no me dejas.
¿Qué espero de ti? Espero que me pierdas.
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