viernes, marzo 04, 2005

ïLû§ïºNê§ ÇºTïÐïåNå§....

... Sólo un nuevo escrito basado en el día a día...

Al frente el epicentro,
espectros,
veinte desconocidos, tú
centenares de tumbas,
al final sólo veinte sepulcros.

Recuerdos sobre el papel,
cada uno es distinto,
todos son unidad.

Una llovizna de augurio,
al frente tú,
tu espalda emblema de distancia,
un mismo destino.

El tiempo medido en pasos,
la realidad hecha cristal,
la muerte antes de la vida,
muerte en la mirada,
en cada una de tus lagrimas.

La eterna lucha…
entre tu lontananza y mi deseo,
entre tu partir y mis enrredos.

El perfume
de tu “ausencia cercana”,
de tu presencia lejana,
de dos mentes que explotan
formando un sólo silencio,
un sólo pensamiento.

Los pequeños triunfos de la vida:
cuando el mundo gira sin que seas el eje,
cuando en el miedo se descubren
pequeños deleites.

Y una vez más la complicidad,
elemento de mi vida,
vaticinio de mi muerte,
cómplices,
ajenos a tu suerte.

La dulzura de un engaño,
el quebranto de lo pulcro,
lo sagrado,
de ese derecho que tenemos todos
de defender lo que no amamos,
de destruir lo que adoramos.

El tiempo es espejismo,
la soledad reflejo,
tu fuerza la palabra,
tu dominio es el silencio.

Buscar un equilibrio,
uno que traiga un beneficio,
que incline la balanza
a tu lado del destino.

Verdades a medias,
secretos con grietas
porque la libertad es monumento,
tú cincel, tú tormento.

Te fugas,
por las comisuras de mis sueños,
por los pliegues de mis miedos,
por los ecos de mi aliento.

Nuestro día a día es un juego,
porque soy ficha
y tú mi tablero,
porque eres jaque mate,
porque no hay reglamento.

Porque el viento no es secreto,
pero conoce todos los misterios,
porque yo soy mariposa,
tú eres invierno.

Eres transparente,
opaco y traslucido,
como un excusa
que se despliega ante unos ojos crédulos,
como una segunda intención
que se desborda de un corazón absorto,
como una piel que oscila
entre el deseo y la victoria.

Y las noches eclipse,
conjuros erráticos,
entre tiempo y delirio,
entre sed y designio,
entre beso y olvido.

El cenit de tus pasos,
que permanecen estáticos,
en la tierra de nadie,
las certezas que quedan,
esculpidas en sangre.

Tus memorias henchidas,
en secretos y alardes,
con un taciturno mañana,
del que es arquitecto tu cuerpo,
del que es augurio tu aliento,
del que son dueños tus besos.



1 comentario:

Ektor Henrique Charkomen dijo...

saludos, laex
NO CREAS QUE SE ME HA OVIDADO LO QUE ME SUGERISTE.
AL RATO TE LO ENNVIO
UNA SALUDOTE.
EKTOR