...uno para su suerte, otro por mi dolor.....
Trazos del paraíso,
un nicho eterno,
cual cal, cárcel sin muros
vitrales de recuerdos.
Ámbar de solsticios,
bermejo entre los cirios,
ardiendo en pueril goce,
de los años que ya fueron.
Pisadas a lo lejos,
ecos de otros lustros
entre juegos y faenas,
edificando mi sentir,
cincelando mis creencias.
Las grietas, cicatrices,
pasajes a otros tiempos,
la evolución del aposento,
los años han pasado,
me inclino al mismo ciervo.
Vitrales enrrejados
purpúreos mis anhelos,
índigo el destello,
la luz sobre un espectro,
de algunas viejas tardes,
de nulas ansiedades.
Dos filas taciturnas,
un menguante justo al centro,
yo llevo la batuta
de las olas de tristeza,
fraternos los consuelos,
la noche se filtra
el mundo se hace inmenso.
Dos alcatraces blancos:
guía y sosiego,
tú eres por la paz,
yo por el silencio,
los vitrales hacen eco.
Se bosqueja eternidad,
entre ramilletes y retratos,
entre amor perecedero,
entre gente que es conciente
de su luto, de su duelo.
Los vitrales se derriten
en iris multicolor,
un silencio de sepulcro,
esperando resurrección,
las lágrimas lo único perpetuo,
la cal, aislando aquel bermejo.
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