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...Yo también te quiero, en todos los sentidos, para todos los excesos...

Las sendas se tornan eternas sin tu presencia,
la ciudad es una mina de recuerdos,
salgo de ella pero te llevo en el cuerpo,
aún huelo a tus besos,
traigo el alma impregnada en te quieros,
es un paroxismo de sentimientos,
bajo la huella indeleble del deseo,
sobre el yugo de tu ternura,
apresada entre tus dedos.

Las vidas se entroncan en un camino sin fin,
no hay despedidas para lo que se tiene a mano,
para el alma que siempre te acompaña,
para los cuerpos que siempre se llaman,
no tenemos principio ni fin,
somos una constante,
en los tiempos y las distancias,
lo que vale la pena cuesta,
las esperan se solventan,
respiramos al mismo ritmo,
consumismos un mismo encuentro,
los mismo anhelos.

Hay senderos apócrifos,
ocultos de tu resuello,
hay días sin tus manos,
hay noches sin tu cuerpo,
hay confines ajenos a tu mirada,
hay voces que no entienden de tu amor,
hay rostros que se vuelven ante nuestra unión,
pero antes que todo estamos tú y yo,
está esta certeza de tus ojos,
este deleite de los dos...

Hay sendas tergiversadas en un adiós,
uno que no pienso pronunciar,
uno que hoy sabiendo que te amo
no quiero ni pensar,
un adiós agreste,
forastero de tus rumbos,
un adiós que hoy se difumina en un nosotros,
no hay forma de quererte más que ahora,
no podría estar más enamorada...
la vida sigue caminos insospechados,
nos resta un cielo campechano,
una vida tomados de la mano...