...Donde no haya ni un golpe de vista que arañe la libertad...
Llueve cada vez que te vas,
por más que busque el tiempo justo
para contener el aliento,
el valor preciso para sostener la mirada,
llueve aunque me quede contigo,
en lo más profundo del alma.
Llueve cada vez que te vas,
y conozco el timbre de tu voz
cuando la ausencia va más allá de las pisadas,
y me llueve dentro
como llueven las nubes cada vez que te marchas,
reconozco el rezago entre tu mente y tu alma,
entre una lógica que ocluye la libertad del corazón.
Llueve cada vez que te vas,
yo no te escucho, te siento,
escucho lo que dices pero no es lo que importa,
no te escucho te siento,
siento tu rechazo,
tus gestos,
tu frialdad,
tu arrogancia
y es lo que sientes lo que me mata,
no tus palabras que endulzas para no lastimarme,
siento lo que me ocultas
tras de tantos pensamientos,
lo que presiento aún antes de que lo entiendas,
llueve cada vez que te siento aunque nunca te vayas…
Llueve cuando te vas,
en cada sentido de la palabra,
por más que me aferre de la certeza
de un regreso próximo,
de un adiós incierto,
llueve,
a veces brisa,
a veces lágrimas,
a veces aunque no te vayas…
Llueve cada vez que te vas
y no puedo ni pretendo evitarlo,
sé que me amas,
que te amo,
nos amamos,
la lluvia cae,
aún sobre lechos de cristal.