sábado, enero 28, 2006

FïNïTº...

...A veces el mundo es demasiado pequeño para contener tantas ausencias...


No me queda suficiente luna
para remendar la vida
que se me ha desgastado en tus brazos,
los retazos menguantes
le quedan chicos a esta soledad...

Me queda el alba
que desgarra los remiendos,
que los troza uno a uno
al filo de sus recuerdos...
que zurce amaneceres entre tu piel,
que deja despojos del tejido de nuestra fe.

No me resta sal
para cerrar las heridas,
no hay sal en este mar inerte,
en esta playa estéril,
en estas olas frígidas e inquietas,
no hay sal en el mundo entero
que coagule este desprecio,
se me desangra el amor...

Me resta este néctar,
este néctar agridulce
que destierra a borbotones la esperanza,
las ganas,
el cachito de mi que aún te busca,
que aún te tiene,
que te provoca.

No me van a alcanzar las tristezas
para sufrir más que contigo,
ni el corazón para albergar
a otro distinto,
a otro que no seas tú,
no me van a alcanzar las lágrimas
para cultivar otro sufrimiento,
para hacer de otro el protagonista de mis sueños,
para decir que en la vida no fuiste el más grande de mis intentos...

No me va a alcanzar...
no me basta,
ni me alcanza,
ni me conforma,
no se me resigna la ingenuidad,
insiste en enrredarme en tu cuerpo...
en solapar tus complicidades.

No me alcanza...
y bendito el cielo que nadie da las anchas,
porque no tengo intención de olvidarte...

sábado, enero 14, 2006

§ºMº§ Tú ¥ ¥º...

...Tu vida es el pequeño espacio en el que enfocas la mirada...


El mundo se me atiborra de presencias,
de ausencias,
de imágenes y oscuridades,
el final ya no lo define el tiempo,
el final lo definimos nosotros,
lo construimos,
lo edificamos,
le cerramos el paso con la muralla de los cuerpos,
con la fuerza de estas palmas que se unen
en la penumbra del deseo,
en la intimidad de cada encuentro.

El mundo está lleno pero enjuto,
pleno y estridente,
la mecánica del juego es otra,
la vida ya no es una doctrina enseñada,
la vida son los minutos que desgastamos perforando las miradas,
es la completa libertad,
es el paso dado sin pretextos,
es el sendero que se sigue ya sin miedos.

Se nos cierra el mundo,
se nos bloquea,
se cierra a las necedades
y a los traspiés que damos cada vez que decimos adiós,
se cierra porque está harto,
porque si se trata de un nuevo comienzo
no hay espacio para artilugios,
no hay cabida para horas desdeñadas
ni palabras insensatas,
hay espacio para ti y para mi
y nada más,
el mundo se cierra para implosionar...

El mundo mi cielo somos tú y yo
y es la vida que aguarda sin obstáculos,
que espera la batuta de tus actos,
es la vida que nos queda tras batallas,
que resurge como única flor tras la nevada,
el mundo está lleno y vulnerable,
trémulo sobre el filo del destino que acapara pensamientos,
esta es una vida acosada de franquezas,
es la vida que hemos construido y nos espera.

Cariño,
esta vida somos tú y yo,
la lluvia se llevo arrastrando los desechos,
dejo limpios de despojos los senderos,
esta vida somos nosotros
y lo que hagamos de ella,
es la fuerza que nos quede para unirnos
y la fe que nos reste para no encontrar despido,
la vida es lo que hagamos tú y yo,
la vida está llena,
vamos gozándola los dos...




jueves, enero 05, 2006

GéNê§ï§

... Resumiendo en ti todos los inicios...
Las horas del nuevo mundo
comienzan húmedas,
tormentosas,
corroídas por el silencio,
y no por cualquier silencio,
no es el tuyo,
tampoco el mío,
es el absoluto,
el concreto.

Es un silencio
sólo profanado por las gotas,
las que explotan
que se suicidan contra esta ventana,
contra este cristal que te nombra,
y te recuerda,
difusamente...
como un montón de niebla con sonrisa nácar y ojos perforantes.

Las horas primeras nacen encharcadas,
empapadas de letras que no dicen nada,
entre vientos que arremolinan las palabras,
que lo revuelven todo,
dejando tu nombre entre versos destrozados,
dejándolo,
solo,
entre letras desbocadas.

Las horas nuevas giran
en su intento de mover el mundo,
y el mundo lucha por girar,
pero no encuentra el sentido,
no encuentra el rumbo, la ley, el pensamiento,
no encuentra el eje,
no encuentra los cimientos.

Las horas crecen sobre agua,
con raíces raquíticas y blancas,
como un lienzo que espera ser pintado por tus manos,
como un lienzo albino y desnudo
que aguarda a que le bosquejes el mundo.

Las horas del mundo se acumulan,
sin días ni noches,
sin pretensiones ni orden,
se acumulan como los cadáveres de las gotas
al pie del picaporte,
Desperdigadas y huecas,
imprimiendo su esqueleto entre las hojas,
acanalando la tierra que dejan
como testigo impávido de su muerte.

Las horas le pesan al mundo,
cual si fuera viejo,
como si no hiciera apenas unas líneas que nació,
el mundo no rota,
no vive,
no es,
el mundo es un concentrado de ilusiones sin decir
y silencios sin callar,
un puñado de imágenes sin nombre
y de manos sin su piel,
de nubes sin sus rayos
y de cuerpos de papel.

Las horas están
ahuecándome la ausencia
y difuminándome el dolor,
las horas no tienen razón,
el mundo sigue carcomiéndose en silencio,
desmoronándose antes de nacer.

La creación no existe antes de tu piel,
las horas se congregan en tu silueta,
en tu voz,
la voz que hace latir el tiempo,
que hace la noche en tus brazos
y en tus ojos el sol,
el génesis comienza en tus labios,
las horas tienen reloj...