...A veces el mundo es demasiado pequeño para contener tantas ausencias...
No me queda suficiente luna
para remendar la vida
que se me ha desgastado en tus brazos,
los retazos menguantes
le quedan chicos a esta soledad...
Me queda el alba
que desgarra los remiendos,
que los troza uno a uno
al filo de sus recuerdos...
que zurce amaneceres entre tu piel,
que deja despojos del tejido de nuestra fe.
No me resta sal
para cerrar las heridas,
no hay sal en este mar inerte,
en esta playa estéril,
en estas olas frígidas e inquietas,
no hay sal en el mundo entero
que coagule este desprecio,
se me desangra el amor...
Me resta este néctar,
este néctar agridulce
que destierra a borbotones la esperanza,
las ganas,
el cachito de mi que aún te busca,
que aún te tiene,
que te provoca.
No me van a alcanzar las tristezas
para sufrir más que contigo,
ni el corazón para albergar
a otro distinto,
a otro que no seas tú,
no me van a alcanzar las lágrimas
para cultivar otro sufrimiento,
para hacer de otro el protagonista de mis sueños,
para decir que en la vida no fuiste el más grande de mis intentos...
No me va a alcanzar...
no me basta,
ni me alcanza,
ni me conforma,
no se me resigna la ingenuidad,
insiste en enrredarme en tu cuerpo...
en solapar tus complicidades.
No me alcanza...
y bendito el cielo que nadie da las anchas,
porque no tengo intención de olvidarte...